LOS MATACHINES
Según Octavio Marulanda, “la palabra matachín en su contenido
tradicional significa enmascarado o persona disfrazada ridículamente” y según
Leonor Salazar de Quintero citada por Guillermo Abadía en su libro Compendio general del folclor colombiano, en
México, Centro América, Venezuela y Colombia, “se emplea para definir los
personajes que intervienen en una danza festiva”.
Origen y ubicación geográfica
La idea
básica de esta danza, o comparsa se desarrolló en América, y en cada país
donde, tiene formas diferentes. En Colombia, en la región del Pacífico, hace
parte de una representación humorística; en Riosucio, Caldas llaman matachines
a las personas que integran las comparsas participantes en el Carnaval del
Diablo, llamadas cuadrillas, y a los poetas que componen los versos para estos
grupos. En el Gran Tolima existe una danza callejera con el nombre de “danza de
los matachines”, la cual se baila en navidad, reyes magos y otros
acontecimientos populares, religiosos y profanos.
Si tenemos en cuenta que en América los matachines es una
comparsa como las mojigangas españolas, la raíz de esta danza hay que buscarla
en el viejo continente. Al parecer la danza de los matachines fue introducida
al Gran Tolima por los misioneros, para preservar la fe católica de los
mestizos, con el correr del tiempo la idea primaria del bien y del mal se
transformó en una danza callejera, alegre y vistosa. En concordancia con esta
última idea, la danza de los matachines en Colombia, debe clasificarse dentro
de las danzas mestizas y ubicarse en
la región del Gran Tolima.
Luisa Fernanda Duque dice: “Como expresión coreográfica, los matachines han
desaparecido casi por completo en el departamento del Tolima, donde tuvieron
singular importancia. Sólo se conservan algunos vestigios en las comparsas
existentes en los municipios del Guamo y Natagaima y en los recuerdos de
ancianos que con la frase “matachín, matachín, debajo’e la cama te tengo un
botín”. Cuando fueron niños alcanzaron a ser muy perseguidas por aquellos
personajes que cubrían sus rostros con máscaras que representaban animales
comunes de la región y vestían trajes multicolores adornados con cintas y
trapos, que al cadencioso movimiento guiado por la tambora, el chucho, la flauta
de carrizo, el tiple y la guitarra, parecían henchirse y vaciarse nuevamente. Hoy sólo se ven muy
ocasionalmente comparsas de matachines en los acostumbrados desfiles de Corpus
en el Guamo, San Juan de Natagaima, en los desfiles del festival folclórico de
Ibagué y en San Pedro del Espinal”.
Funcionalidad
Esta es una danza teatral que hace
parte de las comparsas y grupos callejeros, las cuales tienen la función de
animar los festejos populares que la iglesia realiza dentro de las fiestas
religiosas. Esta danza tomó popularidad en los eventos callejeros del festival
folclórico de Ibagué donde a las comparsas de matachines les toca abrir los
desfiles de reinas y grupos de danzas que participaban en el festival. En 1969
se presentaron los grupos de danza los matachines de Guamo, el de prado,
Tolima, el de la calavera de la muerte y la familia Castañeda de Ibagué; los
cuatro bailaban muy semejante, dentro de los juegos. Se destacaban los mitos
regionales, como el Múan, la Patasola y el Hojarasquín, algunos de ellas
incluían caballistas y personajes de la política nacional.
Temática
En esta danza se plantea una temática
con contenido religioso, cuya
intención es representar o destacar el triunfo del “bien sobre el mal”. El bien
está simbolizado con la virgen o con la matachina. En algunas versiones el bien
lo representan con la figura de la cruz que forman con los cuerpos dentro de la
planimetría o con las varas que lleva cada participante. Como la danza es
callejera, los personajes de la comparsa persiguen a los espectadores para
golpearlos con una vejiga de res inflada cuando éstos gritan –“matachín,
matachín, debajo de la cama te tengo un botín.
Versiónes
Guillermo Abadía describe los matachines de la siguiente manera: La danza de
los matachines se divide
en tres partes, la introducción, que es una marcha a paso
de tambor, tal vez en una forma de
recordar los llamamientos al pueblo para que intervengan en las cruzadas
cristianas. El pasamanos, a
ritmo de rajaleña, la coreografía incorpora a un grupo de parejas sueltas,
tonado de otros aires campesinos y en la cual los matachines realizan distintas
figuras. El final o bambuco que con
acompañamiento de coplas permite que la matachina baile con cada uno de los
distintos oficiantes mientras el diablo hace desde afuera del grupo toda clase
de pantomimas para entrar en la danza y llamar a los bailarines sin
conseguirlo. Los matachines previstos de varas largas a las cuales se amarran
vejigas de res y que rememoran las danzas de batallas, celebran el triunfo metiendo
a la matachina sobre una barbacoa que ellos mismos hacen con las varas, como
para significar la validez de los deseos del bien sobre el mal.
Luis Fernando Duque Ospina, hace la siguiente descripción: “Con las informaciones suministradas
por los ancianos que un día vistieron trajes de matachín en el Guamo, San Luis,
Purificación; Prado, Chaparral, el Espinal y la Escuela de danzas folclóricas
Ciudad Musical, logró en cuatro años de investigación hacer un trabajo de
rescate y reconstrucción que señalan en la danza cuatro partes esenciales, como
son: introducción, se hace con
fundamento en el toque de tambora, que se ejecutaba para la lectura de los
bandos o mensajes de la autoridad principal del pueblo y que estaba dada sobre
la base del Leitmotiv “blando, blando, oiga el bando, bando, si me’sta
escuchando váyase arrimando”. Para el llamado de la lectura del bando existían
varias formas, pero todas conservaban la anterior medida básica. Lucha, el choque entre las facciones que
defendían cada una al bien y al mal, está representado en los golpes de los
garrotes o varas que portaban los matachines. Se hace al ritmo del toque de la
tambora dado sobre la base de la frase: “matachín, matachín, matachín, chin
chin”. Pasamanos, vence
el bien al mal y los que estaban en este último bando se unen al bando del
bien. La figura de los pasamanos es una de las tradicionales en las expresiones
coreográficas del Tolima. Final o
bambuco, al ritmo de rajaleña o bambuco antiguo, la matachina celebra con
cada uno de los oficiantes su triunfo sobre el mal que está representado en el
diablo. La matachina representa el bien. El diablo permanece todo el tiempo
tratando de allegarse a la matachina, es
decir, procura sobreponerse al bien que finalmente lo vence. Los matachines
portan una vara en uno de cuyos extremos atan una vejiga de res que previamente
ha sido inflada y puesta a secar al sol”.
Para la proyección folclórica y el espectáculo artístico se
ha creado muchas versiones académicas, entre las más sobresalientes se
encuentran la del Instituto Popular de Cali, la de la Escuela Popular de Arte
de Medellín, la de la Escuela de Danzas Folclóricas de Ibagué y la del Grupo
Experimental de Danzas de la Universidad de Antioquia; ésta última se aparta de
la forma tradicional, puesto que elimina la parafernalia y le da connotación
política al contenido temático, porque la razón del grupo es como su nombre lo
indica la experimentación y la búsqueda de nuevas formas y contenidos apoyados
en el patrimonio tradicional, pero adaptados a las condiciones socio-políticas
del momento y a los tiempos modernos.
Características
Tradicionalmente, los matachines son
danzas para hombres solos, disfrazados con trajes llenos de tiras de colores
con máscaras grotescas, con las que representan a los personajes que
intervienen en la danza, entre ellos sobresalen el diablo, la virgen o la
matachina como principales, y los secundarios son animales y mitos
tradicionales; algunos grupos incluyen personajes de la región como el bobo, la vieja y el viejo, los
caballistas, animales domésticos,
salvajes y hasta de la política.
Los matachines es una danza suelta, puesto que los bailarines
sólo se toman en los ganchos, pasamanos y cuando la matachina baila con cada
participante. Los movimientos corporales son variados y sin regularidad,
corren, caminan, saltan, giran, hacen paso de rajaleña acompañado con
movimiento exagerado de hombros, brazos y tronco, tanto que en ocasiones
resultan ridículos y hasta cómicos. El diablo tiene sus propios movimientos y
ejecuta toda clase de pantomimas, persigue a la virgen, trata de entrar donde
ella está, se sube a la barbacoa, se hace el caído, salta y gira con rapidez,
se para, corre, se sienta, etc. La matachín o virgen tiene, movimientos moderados.
El comportamiento de los participantes dentro de la danza corresponde al papel
que cada uno está representando, enriqueciendo el contenido con jocosidad y
juego, con tendencia a lo humorístico.
Lenguaje corporal
(Estereometría)
En
las versiones tradicionales, los movimientos son irregulares y dan la impresión
de ser improvisados y caprichosos; sin embargo, se puede apreciar cierta rutina
apoyada en el paso del rajaleña o el bambuco viejo, es parecido al de la
contradanza, pero se lleva el pie un poco más hacia al lado y se apoya bastante
el talón, a este paso se le agregan movimientos acelerados de los hombros, la
cabeza y el tronco. Las figuras corporales más definidas son: la trenza
natural, la entremetida, los enfrentamientos por parejas, los ganchos y la cruz
formada con los cuerpos de los bailarines.
Dentro de las figuras parafernálicas sobresalen el caballete,
la silla, la barbacoa y la trenza común que hacen con el cuerpo y con las
varas (palos) que llevan los matachines;
sin estos implementos es imposible formar tales figuras. La cruz: Los matachines forman esta figura con dos líneas rectas;
se arrodillan, se levantan y por directo se desplazan al tiempo, para
describir, cada uno, una circunferencia manteniendo su propia línea, de esta
manera hacen girar la figura, sin que se deforma la cruz. Esto hace que el
público la pueda apreciar en toda su magnitud, con lo cual se reafirma el
sentido temático, el triunfo del bien sobre el mal. Cuando los matachines
regresan al puesto de partida se vuelven a arrodillar, con sus varas golpean el
piso rítmicamente, después de algunos compases se levantan al tiempo y,
ordenadamente, deshacen la figura de la cruz. Mientras se realiza esta figura,
el diablo desaparece de la escena.
El caballete o el túnel: Los bailarines forman un corredor con
dos líneas rectas, levantan sus varas y las cruzan en el aire con el compañero
que tienen al frente. Luego se introducen en éste, de dos en dos; la última
pareja avanza por dentro del túnel que forman con los palos, ésta es seguida
por la penúltima y así sucesivamente las demás parejas. Los que forman el
corredor retroceden gradualmente hasta llegar a la parte de atrás, conde se
introducen en el túnel, cuando todas las parejas han hecho su recorrido quedan
en los puestos de partida. El diablo y la virgen o matachina también pasan por
dentro del caballete o túnel, pero lo hacen en forma individual, cuando la
virgen baila por dentro el diablo lo hace por fuera y viceversa.
La casilla: Los matachines forman un círculo, juntan sus cuerpos
hasta quedar hombro con hombro, levantan las varas y las unen todas en el
centro, para con ellas formar lo que simboliza el techo de la casa; los cuerpos
de los bailarines son las “paredes”. Manteniendo la figura, se desplazan en
círculo, primero en una dirección y luego al contrario. Mientras se realizan
las rotaciones el diablo y la virgen o matachina bailan por fuera
persiguiéndose entre sí, pero de vez en cuando la virgen o matachina se
introduce dentro de la “casa”, Esto significa la protección religiosa del
hogar. Con esta figura se quiere representar la casa, choza o bohío que habitan
los campesinos de la región.
La barbacoa: Los matachines forman un círculo,
cruzan los palos en el centro para que el compañero que tiene al frente reciba
una de las puntas, o sea que cada participante sujeta dos varas, la suya y la
que tiene al frente; se agachan hasta arrodillarse en una pierna, bajan los
palos hasta el piso para que la virgen o matachina se coloque en el centro de
la rueda y se pare sobre las varas; para no caerse ella se apoya en un pequeño
palo que le sirve de bastón. Los matachines levantan las varas y sobre uno de
sus hombros apoyan la punta que sostienen con las manos, se levantan, describen
círculos y hacen girar la figura lentamente, para que la virgen o matachina no
se caiga; esta figura significa el poder del bien. Mientras los matachines
están con la virgen o matachín, el diablo baila por fuera de la rueda tratando
de entrar en ella, pero los bailarines se lo impiden. Después de un par de
rotaciones, los matachines se detienen, se arrodillan y bajan las varas hasta
el suelo para que la virgen o matachina abandone la barbacoa.
Este momento es aprovechado por el diablo para ocupar el
puesto que tenía la virgen o matachina, se para en el centro y comienza a hacer
piruetas para llamar la atención de los observadores. Los matachines se
levantan de la misma forma que lo hicieron con la virgen o matachín a, pero lo
hacen con brusquedad para que el diablo se caiga, éste pierde el equilibrio pero
no cae al suelo. Queda colgando de los palos a los cuales se agarra con fuerza;
los matachines hacen girar la rueda a gran velocidad para que aquél no consiga
ponerse en pie; finalmente se detienen, llevan las varas hasta el piso para que
se baje, pero cuando lo va hacer, lo sorprenden levantándolo de nuevo, éste se
aferra a las varas y de esta manera logra soportar la violencia, ya que los
bailarines continúan bajando y subiendo las varas con mucha brusquedad. En una
de las elevaciones, el diablo salta fuera del círculo, cae al suelo y rueda,
sin embargo, se incorpora de inmediato para continuar bailando con mucha
habilidad.
La trenza: Esta figura es como la trenza común, que se hace en la
danza de las cintas, salvo que en este caso, no hay palo ni abanderado, el
tejido lo hacen sobre las varas de los matachines; las cuales tienen una cinta
o cuerda enrollada. Los bailarines desenvuelven las cuerdas y juntan todos los
palos en el centro; el diablo y la virgen o matachina se encargan de sostener
las varas para que los matachines puedan hacer el tejido.
Planigrafía
En esta danza predominan las líneas
curvas, puesto que la mayoría de las figuras son circulares tanto en su forma
como en sus desplazamientos, excepto la del caballete, la cual es de líneas
rectas en todos los sentidos y la de la cruz, en cuyo caso se combinan dos
líneas rectas, pero la rotación se hace con desplazamientos circulares. Cuando
se representa esta danza en desfiles callejeros, las figuras circulares se
combinan con desplazamientos rectos.
Parafernalia
Los participantes visten pantalón y
camisa, ambas prendas cubiertas con tiras de colores; llevan máscaras con las
que representar diferentes personajes típicos y mitos de la región, o también
animales como el perro, el oso, el venado. El león. El tigre y figuras humanas
de personajes populares como el político, el bobo, la chismosa o las
comadronas. El diablo lleva vestido entero, por lo general roja, capa grande y
máscara. La virgen viste traje campesino, sombrero y capa azul; cuando es un
hombre el que representa el papel d virgen, lleva máscara y peluca femenina.
Cuando el personaje que representa el bien es una matachina, viste como los
demás bailarines, con la diferencia que lleva una máscara, de mujer joven y
bonita. Cada uno de los bailarines lleva una vara delgada de dos metros de
largo aproximadamente y una vejiga de animal inflada como si fuera un globo de
goma, para golpear a los curiosos que les gritan, molestan y se les atraviesan
en el camino, la vara lleva una cuerda enrollada que sirve para hacer la
trenza.
Música
El ritmo de la danza de los
matachines es el de rajaleña o bambuco viejo, instrumental o con coplas
cantadas. El grupo musical de la región se llama cucambas; su organología está compuesta por un tiple requinto, una tambora,
una esterilla, un chucho y una puerca, en ocasiones se le agrega una quijada de
burro y cuando la música no lleva letra, la melodía se puede hacer con flauta
traversa.
Coreografía
experimental
La propuesta académica se apoya en la idea tradicional aunque
se incluyen figuras de varias versiones, como la de la familia Castañeda y la
calavera de la muerte de Ibagué, matachines de Prado y de Guamo, Tolima; grupos
estudiados y observados dentro del festival folclórico de Ibagué en el año 1969,
la idea se refuerza con las versiones presentadas en las fiestas del Bambuco en
Neiva en 1970 y con las figuras de algunas muestras de proyección folclórica.
El esquema plantea una serie de secuencias con las cuales se pretende
desarrollar la temática del bien y el mal, pero apartándose un poco de las formas tradicionales. La
coreografía que se describe a continuación puede ser funcional en la educación,
la recreación y el arte danzario de producción académica.
Los matachines aparecen en desorden por diferentes partes del
escenario y con movimientos libres se desplazan en todas las direcciones
s, haciendo énfasis en los saltos y los
giros; gradualmente se van ubicarse en un puesto fijo, para quedar forman tres
líneas rectas; con paso de rutina bailan golpeando el piso con sus varas y
acompañando el ritmo del tema musical. Por cualquier parte del escenario
aparece la virgen, caminando y dando la sensación de que alguien la persigue,
sorpresivamente y con grandes saltos aparece el diablo y se abalanza sobre ella
tratando de atraparla entre sus brazos, pero
la virgen lo esquiva con giro rápidos sobre su cuerpo ; como el diablo
continúa persiguiéndola ella se
introduce entre los matachines.
Luego, los dos personajes centrales avanzan hasta la parte
delante del escenario, donde se encuentran, bailan frente a frente, saltan,
giran y corren. Se dividen en dos grupos, uno
rodea al diablo y otro a la virgen; cada grupo hace girar su círculo una
o dos veces en una misma dirección, gradualmente abren los círculos para pasar a
dos hileras y formar la figura del túnel. El diablo persigue de nuevo a la
virgen, pero esta no se deja atrapar, se introduce por dentro del túnel y los
matachines con las varas no permiten que este personaje llegue a ella;
seguidamente la primera pareja se introduce por dentro del túnel esta es
seguida por la segunda y en forma escalonada avanzan una tras otra hasta que
los primeros regresen a los puestos de partida, los qué forman la fila
derecha convergen sobre su izquierda, los de la izquierda lo hacen a la
derecha, todos bailan con paso de rutina
y golpeando el piso con sus varas, mientras tanto diablo y virgen juegan en torno a los matachines, uno
por dentro y el otro por fuera, ocasionalmente se introducen entre os
matachines.
Posteriormente se
dispersan con movimientos libres y en desorden, unos saltan, otros giran los
demás corren, cada uno a su manera, para dar la sensación de alboroto y
confusión; luego todos conforman un círculo quedando las parejas frente con
frente. En esta posición, y simultáneamente cada uno de los matachines describe
un ocho; los pares se enganchan con su compañero de la derecha, giran dos veces
hacia el mismo lado y luego repiten lo mismo con el bailarín que tienen a la
izquierda, este procedimiento se realiza varias veces, cuando se enganchan
hacen una rotación completa en el puesto, con movimientos de los hombros y de
cabeza, exagerando el paso de rutina; luego todos giran sobre sí, gritan,
saltan y pasan a formar un semicírculo, donde marcan el mismo ritmo golpeando
el piso con la vara.
El diablo y la virgen, quienes han permanecido jugando al
escondite por fuera de las figuras que hacen los matachines pasan a bailar al
centro del semicírculo ,donde el diablo
pretende atrapar a la virgen, pero ella no se lo permite; en cierto
momento la virgen empuja con fuerza a su perseguidor, éste cae al suelo y rueda
sobre su cuerpo, instante que aprovechan los matachines para bailar alrededor
de la virgen y de esta manera impiden el regreso del diablo a la rueda; luego
los matachines con sus varas forman la figura de la casilla, el diablo continúa por fuera del
círculo, esperando una oportunidad para ingresar donde está la virgen,
sorpresivamente, todos giran sobre su cuerpo y abren un poco el círculo, para
que el diablo entre a bailar con la virgen.
Los matachines desenvuelven las cuerdas que están adheridas a
las varas, avanzan hasta el centro para entregarlas al diablo y a la virgen
todos regresan a sus puestos, pero
sujetando la cuerda por una de las
puntas con una de sus manos. Los personajes centrales juntan las varas y los
dos las abrasan con ambos brazos, como amarrándolas para que los matachines
puedan tejer la trenza. Éstos describen un círculo corriendo y manteniendo sus
cuerdas en alto, las cuales se van envolviendo en las varas, el diablo y la
virgen se agachan, se arrodillan o se sientan en el piso para no ser atrapados
por las cuerdas; después de dos o tres rotaciones, los matachines se detienen,
giran sobres su cuerpo y repiten, el proceso al lado contrario, para
desenvolver las cuerdas.
Al regresar a los puestos de partida los matachines se
colocan en parejas frente con frente, después de varios compases tejen una
trenza común, hasta que se agoten las cuerdas, se detienen, bailan en el puesto
y, después de varios tiempos, de devuelven para desbaratar el tejido en la
misma forma que lo hicieron; terminada esta figura los matachines avanzan hacia
el centro, cada uno recoge su vara, y regresan a sus puestos caminando,
mientras enrollan la cuerda en su respectiva vara. Mientras tanto el diablo y
la virgen continúan su juego, ella se esconde entre los matachines y cuando él
la descubre se le acerca, pero ésta se protege detrás de uno de los matachines
que están forman cuatro ruedas, unidos por los hombros y golpeando el piso
continuamente con sus varas; las cuatro ruedas giran en la misma dirección;
luego las van abriendo gradualmente para formar una sola rueda, se detienen y
en parejas se colocan frente con frente, el diablo y la virgen bailan en el centro,
mientras tanto los matachines realizan la figura del pasamanos; cuando lo terminan regresar a las cuatro
ruedas para bailar en el puesto golpeando el piso con las vara siguiendo el
compas de la música.
El juego de los personajes centrales continúa, la virgen para
no dejarse atrapar se introduce en una de las ruedas, el diablo la sigue, ella
cambia de rueda, aquél se confunde, pues no sabe en cuál de los círculos está y
comienza a buscarla por todas las ruedas, en las que trata de introducirse,
pero los matachines se lo impiden. Las cuatro ruedas se abren y se convierten
en igual número de líneas rectas,
quienes las encabezan avanzan hasta encontrarse en el centro, allí está
la virgen, su perseguidor la ve y trata de abalanzarse sobre ella, pero como los
matachines forman la cruz, éste se asusta y desaparece del escenario.
Los matachines se arrodillan, la representante del bien baila
entre ellos, éstos se levantan y, sin deformar la figura, avanzan en sentido
circular golpeando el piso con las varas para que la cruz gire gradualmente;
cuando regresan al puesto de partida se arrodillan de nuevo, después de varios
compases desbaratan la figura para formar cuatro ruedas, las que giran en una
misma dirección y, sin detenerse las convierten en dos ruedas, avanzan en la
misma dirección y después de dos rotaciones pasan a formar una sola rueda. Tan
pronto desapareció la figura de la cruz, el diablo regresó para continuar la
persecución a la virgen, aunque en esta vez se muestra más amable y juguetón.
Los matachines forman la barbacoa para que la virgen se suba en ella –se
realiza todo el proceso que demanda esta figura-, el diablo salta fuera de la
barbacoa y de inmediato los matachines la desbaratan y bailan en desorden;
posteriormente describen un ocho configurado entre todos, el que más adelante
convierten en dos hileras cerradas formando un corredor.
Todos avanzan un poco hacia adelante y cada hilera converge a
su respectivo costado, cuando los que encabezan se encuentran en la parte de
atrás, los dos primeros matachines de cada grupo, forman un cuadro entre los
cuatro, cruzan entre sí las varas para que el compañero del lado opuesto tome
la punta que queda libre, las que sujetan a la altura de la rodilla con una
mano; la virgen, quien ha estado jugando con el diablo llega hasta ellos, se
sienta en el centro de las cuatro varas, con las que los matachines forman una
equis; otro grupo de cuatro se coloca alrededor de los primeros, y con sus
varas forman una especie de casilla por encima de la cabeza de la virgen; los
restantes se colocan detrás de este grupo y comienza la procesión final.
Primero se desplazan en diagonal, luego en círculo para
recorren todo el escenario. Durante todo este tiempo el diablo a estado
bailando alrededor, tratando de llegar a donde está la virgen para sentarse
junto a ella, pero los matachines que avanzan detrás del pabellón donde ésta
sentada la virgen no se lo permiten, cada vez que éste intenta entrar, ellos
tratan de golpearlo con las varas y las vejigas, pero el diablo los esquiva hábilmente,
saltando, corriendo o cambiándose de un lado para otro. Finalmente todos
desaparecen por la parte de atrás del escenario, el diablo queda solo, salta y
gira varias veces sobre su cuerpo, se detiene, mira para todas partes, se queda
estático como si pensara. Después de algunos segundos, corre y desaparece por
cualquier parte del escenario.
Aspecto pedagógico
La danza de los matachines es apropiada para trabajar en
preescolar y primaria, puesto que se presta para que los niños desarrollen su imaginación
y su capacidad de soñar despiertos. La misión del educador no es repetir las
formas tradicionales y académicas; por el contrario, debe ser un crear de sus
propias versiones; que le sirvan como complemento para su trabajo: Deporte,
recreación, arte y educación física. La temática y las características propias
de esta danza, su lenguaje corporal, las actitudes y el comportamiento de los
matachines, el diablo y la virgen, son condimentos que se pueden aprovechar en
la formación integral de niños y jóvenes, en la creación artística y en la afirmación de la identidad cultural.
En un trabajo artístico, al niño se le pude permitir escoger
el personaje que más le guste y darle
libertad para que busque sus propias formas de expresión, con lo que se estimular
la imaginación y la creatividad individual y colectiva. Pero esta metodología
requiere que el profesor haga una
descripción de las características de cada personaje, señalando y destacando
los movimientos, la actitud y el comportamiento de éstos en la vida real. Esto
ayuda al niño a encontrar los movimientos adecuados para la interpretación de
su personaje.
Parafernalia: En esta danza la parafernalia es la que más
posibilidades presenta para la formación del niño, con la ayuda de los padres,
parientes cercanos o amigos, puede ser fabricada por él, con bajos costos,
puesto que sólo se necesita un pantalón y una camisa viejos, y ser cubiertos
con tiras multicolores, las que se pueden elaborar con retazos o prendas en
desuso. Las máscaras también pueden ser elaboradas por los niños, aplicando
técnicas populares y utilizando materiales de desecho.
Si el profesor quiere ir más allá de la mera fabricación de
la parafernalia, con este trabajo puede trabajar la personalidad del niño, su
gusto estético. El tamaño de las tiras, la distribución, la combinación de
colores reflejan su personalidad y su
capacidad creativa. En la elaboración de las máscaras, se pude iniciar al niño
en el manejo de la arcilla, para
introducirlo en las artes plásticas. El niño puede elaborar los moldes
para sus máscaras, pintarlas y darle la identidad al personaje que va a
interpretar. La orientación permanente y la asesoría directa del profesor son
determinantes para que el niño desarrolle su personalidad.
En trabajos educativos, recreativos y de experimentación
artística, la parafernalia tradicional de los matachines se puede eliminar o
reemplazar total o parcialmente. Las máscaras pueden ser elaboradas en
cartulina; los trajes se puedan hacer con
con tiras de papel, las varas de madera pueden ser reemplazas por de
plástico.
En una propuesta del Grupo Experimental de Danzas de la
Universidad de Antioquia, se eliminó la parafernalia propia de la danza de los
matachines, pero conservó los personajes
centrales, “virgen y diablo”. Esto porque por tratarse de una propuesta
experimental, hecha con el nombre “Rajando leña”. Con un contenido
político, que modificó sustancialmente la idea tradicional tanto en su forma
como en su contenido.
La danza de los matachines puede convertirse en teatro
callejero o danza de zancos. La dimensión de las figuras, el colorido de la
parafernalia el lenguaje corporal, las actitudes y el comportamiento de los
personajes y el juego temático son componentes que los que se puede,
experimentar y hacer nuevas propuestas escénicas. Es importante que en Colombia se promueva la
creación de comparsas de matachines en: Municipios, veredas, comunas, barrios,
escuelas y colegios; con características propias en cada lugar, que aporten, la
cultura y a la formación integral de la comunidad.
A los personajes principales, diablo, virgen, o la matachina,
se pude agregar un tercero, el abanderado, para que lleve la bandera distintiva
de la comparsa. Los tres personajes tejen
la urdimbre de la obra propuesto
como tema central. La temática tradicional ha sido, “el triunfo del bien sobre
el mal”; en la nueva propuesta se puede incluir personajes del contexto
socio-cultural del lugar donde se origine la creación artística: Políticos,
religiosos, culturales, laborales o sociales. Con la imaginación y la capacidad
creadora de las nuevas generaciones, se puede crear una danza teatro, que
recoja el sentir popular, social y cultural de la actualidad.
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